“Muchos confunden ser periodista con ser payaso”
Gustavo Adolfo Infante tiene algo muy claro: todos somos sustituibles. Por eso, de un tiempo a la fecha cuida su alimentación, se hace sus “cariñitos” con bótox y se tiñe el cabello. “¡Hay que verse bien! Vienen nuevas generaciones de periodistas”, comenta en sus oficinas de Grupo Imagen, desde donde transmite su programa matutino por YouTube y sus múltiples colaboraciones para una estación de radio en Estados Unidos, Sale el sol, y sus emisiones De primera mano y El minuto que cambió mi destino.
“TODA LA VIDA SOÑÉ, PERSEGUÍ Y TRABAJÉ PARA ESTAR EN ESTE LUGAR”
Eres una figura, no creo que compitas con las nuevas generaciones. Tu experiencia, el lugar que te has ganado en el medio… No hay quien te pueda siquiera alcanzar ni tantito. Eres una institución… Muchas gracias; más, viniendo de un compañero y amigo. Nos conocemos desde que empezamos, desde que éramos unos chamacos buscando la oportunidad de sobresalir como reporteros.
¿Soñabas con estar en este lugar? Sí, toda la vida lo soñé, toda la vida lo perseguí, toda la vida lo trabajé. Me hice la chamba dura de reportero en la calle, de un tirón. Los primeros años fueron los que tienes que pagar la novatez, el derecho de piso.
¿Cuánto tiempo reporteaste? Sigo reporteando. Entré en diciembre de 1984, y en 1991, que se acaba El mundo del espectáculo, me ligué con Rim Bom Video hasta el 92. Luego estuve en Furia Musical hasta el 95 y ya me dediqué prácticamente a la radio, 11 años, antes de ser titular. Dentro de dos años estaré cumpliendo 40 de carrera, si Dios me presta vida.
¿Hay mucha competencia? No sé si la haya o no, pero veo a mucha gente que estaba en pantalla y sigue vigente; los oigo en la radio y digo: “Por algo sacaron a López-Dóriga, a Dennise Maerker, que ya va de salida…”.
Pero has construido un prestigio… Creo que todos somos sustituibles, que pueden meter a alguien en tu lugar y quizá no pase nada, pero yo vivo de esto y no sé hacer otra cosa. O sea, tú sabes hacer relaciones públicas, yo no sé organizar las ruedas de prensa.
¿Te ves haciendo otra cosa? Es que no sé hacer otra cosa. Intenté ser empresario y me fue de la fregada; las veces que lo hice, me fue mal: puse un restaurante y lo troné. Mi única empresa soy yo: Gustavo Adolfo Infante. Entonces decidí no ponerle un centavo más a algo que no sepa, porque uno dice: “El restaurante es bien fácil”. Sí, sabía llegar, pedir, comer, chupar, pagar, dejar la propina e irme. Nada más. Pero la operación es distinta. Es como decir: “Qué fácil es hacer una entrevista”. ¡Pues, a ver, hazla!
También es un oficio que hemos cultivado, porque no es lo mismo una entrevista de Gustavo Adolfo Infante hace 30 años, a las que haces ahora los sábados… Gracias a Dios, no. Afortunadamente ha habido un crecimiento, una evolución y una madurez. Tienes razón: todos somos sustituibles.
¿Te obsesiona eso? No, pero sé que el día de mañana hay que dar paso a las nuevas generaciones. Yo he apoyado a muchas; muchos de los compañeros que están hoy en los medios de comunicación se hicieron en la escuela conmigo, y está padre. Reconozco que hay talento, pero yo sé que el día de mañana tendré que dejar el cuadro para producir, para estar detrás de…
Aparte, eras un jefe bien rudo… Me he ablandado con los años; me ablandé cuando me casé, cuando nacieron mis hijos… Para mí antes no existían las vacaciones, era el Grinch del periodismo, pero hay que tomar la vida con más calma. Entendí que si una información no sale, no pasa nada.
Pero ni en tus vacaciones descansas; vas a Japón y haces reportajes de Japón, vas a Tailandia y haces reportajes de Tailandia… Es que si no lo hago ¡me aburro! Está bien padre viajar y trabajar, porque estoy acostumbrado.
“YA NO HAY INVESTIGACIÓN EN EL PERIODISMO DE ESPECTÁCULOS”
¿Hay un día que no quieras trabajar? Que digas: “Hoy no hago nada; quiero quedarme acostado, viendo películas”. No, porque agarro el celular y en las redes sociales estoy opinando, ya estoy mandando un link para una entrevista que hagamos al siguiente día…
Además, estás las 24 horas porque, sucede algo, luego luego lo estás subiendo a YouTube… Sí, sí, sí, sí. Afortunadamente, la inmediatez de un teléfono celular y esta maravilla llamada Internet nos da la inmediatez y la globalidad al mismo tiempo.
Sin embargo, es una herramienta también peligrosa, porque cualquier tarado toma un celular y emite una opinión de algo que no sabe. Y hay infinidad de opinólogos en internet. Yo no puedo respetar a alguien que no está en el campo como reportero, punto. No puedo creer que aparece tanto cab… ahí que, de repente, por hacerse el chistoso, por poner un apodo, por ofender, genera rating y le va muy bien ofendiendo a todo el mundo; a Daniel Bisogno le dice Lady Moon; a mí, Gusano Amorfo Infame… No sé de dónde salió.
Hoy, tú eres la noticia por los pleitazos que te has aventado con diversas figuras… Alfredo Adame se ha pasado diciendo que soy un advenedizo: “Él no tiene cédula profesional, porque no estudió”. Yo estaba esperando un momento para mostrarla. Te la voy a dar para que se publique en TVyNovelas: Licenciado en Periodismo, egresado de la Carlos Septién.
¿Estamos en una crisis del periodismo de espectáculos? Creo que hay un abuso del periodismo de espectáculos, y no hay investigadores nuevos; por lo menos en el medio del espectáculo. Cualquiera se va burdamente con lo que sacan en las redes sociales. O sea, siguiendo a Palazuelos o a Shakira o a Piqué, y eso es lo que replican en sus medios. No hay investigación, no hay campo, no hay estudio, no hay escuela, desafortunadamente. Yo quisiera saber a quién le vamos a heredar esto ¿A quién le va a dejar Maxine su lugar?
¿A quién le dejarías tu lugar? No lo sé, no tengo a quién dejárselo. No veo a nadie, porque muchos confunden ser periodista con ser payaso, y otro día ya son cómicos. Entonces ya salen peleándose en la tele, ya son periodistas, inventan mentiras. No es posible lo que está pasando: tanto pseudo periodista, pseudo comunicador y que tienen un canal de YouTube. Ya cualquiera lo saca.
¿Cómo te sientes al ser parte de la nota? Me refiero a tus pleitos, tus demandas… Es muy incómodo, porque he procurado y trabajado para ser medio, estar en medio de la noticia y el público. Cuando dejas de ser medio para convertirte en la nota, es incómodo, porque ahora quieren que vaya a la alfombra roja, y terminan preguntando sobre los mismos tres cab… con los cuales no hay nada qué decir. Es el precio que hay que pagar por ser un periodista cabal.
¿Vales más por lo que callas, que por lo que publicas? Yo creo que sí. La vida es como el póker: “Como veo, doy”. Si tú y yo tenemos una amistad y hay una solidaridad y demás, yo no voy a contar una cosa tuya; sería una deslealtad de mi parte, pero si hay gente que te jode por joderte, pues hasta donde tope, ¿no?
¿Desde cuándo eres “El rey de las exclusivas”? Ese mote lo puso un ejecutivo de Grupo Imagen, cuando formamos Reporte 98.5, hace 19 años. ¿La verdad?, me gustó y trato de serlo.
Trabajas desde las seis de la mañana hasta las diez, once de la noche, todos los días… Los domingos no; esos días trato de sacar a pasear a mis perros y comer con mi familia, ese tipo de cosas. Pero de lunes a sábado trabajo todo el día.
¿Estás en el mejor momento de tu carrera periodística y de tu vida personal también? Sí, estoy muy contento. Tengo una compañera de vida llamada Verónica; tenemos 22 años de casados y dos de novios… 24 años juntos. Ella es quien me aterriza, la que me pone el cable a tierra, la que me dice: “Estás volando. Así no son las cosas”, la que más me critica lo que digo, lo que hago y cómo lo digo. Tengo dos hijos adolescentes con los que se batalla, como con todos los adolescentes, pero nada del otro mundo.
Si tuvieras que irte ahora, ¿te irías contento? Me iría satisfecho, porque estoy intentando dejar las semillas del trabajo y la disciplina en mis hijos, y porque soy un cuate cabal como periodista. Bueno, no me gustaría morirme. Ojalá, Dios me regale unos años más.
¿Te ves de viejito, con nietos? Sí, sí, sí, sí. Con el pelo pintado también, por supuesto, como hasta ahora; con bótox como hasta ahora.
¿Te haces arreglillos? Y lo digo, porque la gente se da cuenta. O sea, tengo 57 años y no tengo arrugas, ¡no friegues! Me ponen bótox, me ponen ácido hialurónico y no sé qué más me pone Krasovsky… Además, estoy a dieta.
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